PEDRO FIGARI

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PEDRO FIGARI Y EL MUNDO

 

  Cuando Figari decía “nosotros”, se refería a América del Sur. Su patria no  terminaba en el Arroyo de la Invernada. Recuerdo haber oído a un crítico decir “si alguien va a enseñar cerámica en Uruguay no va a enseñar a hacer huacos”; pues cuando Figari enseñó cerámica, enseñó a hacer huacos. Supo pintar indígenas en paisajes andinos tocando quenas, y no creo que sintiera que pintaba algo que considerara extranjero.

         Esto me retrotrae a las palabras que le dedicó Le Corbusier: sa patrie, l’Amérique Latine, o las de Leo Eloesser: pintor más gaucho y más universal... de la América del Sur.

       También por lo de “universal” me gratificó que Christie's de París lo incluya entre pintores impresionistas y modernos (2 XII 04), ya que esa clasificación de “latinoamericanos” tiene un matiz de discriminación, por más sudamericano que se sintiera Figari.

         Y no hay duda de que de todos modos sigue siendo muy  uruguayo, y patrimonio nacional, pero no veo qué relación tiene eso con que se le debe cuidar sólo dentro de fronteras. Está muy bien representado en  las colecciones oficiales (estatales y municipales) y en las privadas, y creo que esa obra merece más cuidado y atención de la que ha recibido hasta ahora. Pero también hay que ocuparse de la obra en el extranjero. No me alcanza, pero me alegra lo difundida que está en museos y colecciones de todo el mundo: Orsay, MOMA, Houston, Los Angeles, Bogotá, Caracas, Reina Sofía, en colecciones oficiales de las que tengo datos concretos.

Recuerdo que mi tía y madrina Elena Faget estaba empeñada en que el Baron von Thyssen recibiera una obra en donación para su acervo.

         Colecciones privadas más o menos importantes incluyen o se dedican a Figari en Estados Unidos, Europa, varios países sudamericanos y hasta Japón.

         Recuerdo dos anécdotas referidas a la falta de fronteras en lo que respecta a Figari: tuve que hacer una gestión  por un cuadro en una aduana, y pasando de largo al lado del cuadro una funcionaria dijo: “si el cuadro lo pintó Figari, fue sacado del país de contrabando”. Recuerdo que la tomé del brazo para impedir que se fuera, y le pregunté si sabía cuántos cuadros había pintado Figari en el Uruguay, me miró, y le dije: “casi ninguno”. La otra se refiere a un gran cuadro expuesto en Montevideo que un uruguayo compró en un remate en New York, donde lo había enviado su propietario francés. Un crítico escribió sobre el cuadro “felizmente repatriado”, y yo le observé que el cuadro estaba aquí por primera vez, ya que Figari lo había pintado en París, de donde nunca había salido antes.

                                                    Fernando Saavedra Faget.